¿Quien ata al viento?

Una ráfaga suave de viento hace volar los velos color anaranjados de una mujer al atardecer mientras camina por la arena, símbolo de lo que no se puede retener ni controlar.



¿Quién ata al viento? 



No hay contexto. 

No hay historia. 

Solo una pregunta sin respuesta. 

Como el viento. 


A veces las cosas más simples son las que más nos descolocan. Una pregunta que llega de improviso, sin intención de aclarar nada. Solo aparece. Y se queda ahí. 


¿Quién ata al viento? ¿qué piensas? 


Porque si te paras a pensar todos vamos por la vida atándonos a algo: 

A una idea fija. A una expectativa. 

A cómo deberíamos sentirnos. 

A lo que otros esperan de nosotros. 

A cómo tendríamos que reaccionar. 


Y cuanto más nos atamos, más se nos escapa la vida entre los dedos. Como si quisiéramos guardar el viento en una caja. ¿Lo has intentado alguna vez? El viento no se deja. 


Pero…¿Y si tú también fueras un poco viento? 


Quizá esa emoción que te enreda no necesita una solución. Solo espacio. 

Quizá eso que sientes que te ahoga no es más que una historia repetida, que puedes soltar como se suelta un globo en el aire. 


No hay una lección aquí. 

Solo una invitación suave: 

Cuando algo te apriete por dentro, hazte esa pregunta sin esperar respuesta. 


¿Quién ata al viento? 


Y entonces, a lo mejor, respiras distinto. 

Más libre. 

Más tú.



Comentarios

Seguidores